CONTEMPLAR LA BIODIVERSIDAD ES EXTRAORDINARIO POR NATURALEZA.
Las Azores son actualmente uno de los mayores santuarios de ballenas del mundo. Entre especies residentes y migratorias, comunes o poco comunes, se avistan aquí 24 tipos diferentes de cetáceos. El número impresiona porque corresponde a un tercio del total de las especies existentes, en un ecosistema de características únicas.
UM HÁBITAT NATURALMENTE PROTEGIDO
Con la presencia de las majestuosas ballenas y de los simpáticos delfines, el azul del Atlántico se vuelve todavía más mágico alrededor de las nueve islas, adaptando a nuestro tiempo, donde la preservación es una palabra clave, el antiguo grito “ ¡Ballena a la vista!”.
Información Útil
Es posible observar cetáceos durante todo el año, debido al gran número de especies existente en las aguas del archipiélago. Además de las comunidades residentes, como los delfines mulares, con los que es posible nadar, hay ballenas que incluyen las Azores en su ruta de migración. Los delfines pintados son más frecuentes en verano. La ballena azul se puede ver con facilidad a finales de invierno. Cachalotes, rorcuales norteños y ballenas barbadas son frecuentes en verano. Una cosa es segura: sea cual sea la estación del año, hay siempre cosas para descubrir.
No hay edad para apreciar esta auténtica dádiva de la naturaleza, pero teniendo en cuenta que cada salida al mar tiene una duración aproximada de tres horas, la edad mínima recomendada es de cinco años. Un mar en buenas condiciones para un adulto puede ser difícil de soportar para un niño pequeño.
La cámara de fotos o videocámara es imprescindible. Hay momentos que sólo se dan una vez en la vida y registrar sus imágenes es esencial para guardar la memoria de un encuentro único. Para quien no esté habituado a navegar, tomar una pastilla contra el mareo antes de embarcar puede ser una manera de garantizar que el viaje sea agradable. Debe llevarse agua y alimentos ligeros, como fruta, sándwiches o barritas energéticas.
Es extraño que no haya avistamiento. En el 98% de las salidas se ven ballenas o delfines, sea cual sea la época del año. El nivel de confianza en estos encuentros con seres marinos es tan alto que algunos operadores se comprometen a devolver el dinero del billete si no se ven delfines o ballenas.
Cuando no están reunidas las condiciones ideales en el mar, las salidas pueden ser atrasadas o canceladas. Nada de desanimarse: en tierra se puede saber más sobre la rica historia azoriana relacionada con la ballena. Hay varios museos y centros de interpretación, principalmente en las islas de Pico y Faial que sirven como abrigo interesante y cautivador.
Otra posibilidad es visitar las vigías de la ballena que hay en sitios estratégicos en diferentes islas. Parte de estas construcciones que servía a la flota de la caza a la ballena fueron recuperadas y, hoy en día, acogen de nuevo ojos entrenados para escrutar el horizonte en busca de cetáceos. En general, las vigías se sitúan en la costa con panorámicas sorprendentes.
Los cetáceos, en los mares azorianos, son especies protegidas. Merecedores de cuidados especiales, esperan que los humanos reduzcan sus interferencias en su hábitat paradisíaco. Observar una ballena o un delfín en su estado natural es un privilegio que pocas personas tienen en todo el mundo. Debe haber un cuidado especial en cumplir las indicaciones y las reglas de seguridad a bordo de las embarcaciones. Para proteger a los cetáceos, residentes y migratorios, se ha creado un código de conducta que el visitante debe respetar.
PROHIBICIONES
- Perseguir, perturbar y alimentar a los cetáceos.
- Nadar con ballenas.
- Contaminar el mar.
- Hacer ruido.
- Más de tres embarcaciones en el lugar de avistamiento a la vez.
OBLIGACIONES
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Navegar en paralelo a los cetáceos, con una velocidad constante y a más de 50 metros de distancia, que pasan a ser 100 metros en el caso de que haya crías.
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El período de observación no puede exceder los 30 minutos.